Respuesta sexual humana

… “Se miraron a los ojos, se acariciaron mutuamente y se excitaron los dos: él tuvo una erección y ella experimento una secreción vaginal. Siguieron estimulándose el uno al otro, y acabaron llegando al orgasmo.”
A simple vista, esta seria la escena de una experiencia sexual donde se percibe como una experiencia gradual, que comienza con el deseo y termina con el orgasmo. Pero en la realidad, tanto para los hombres como para las mujeres son tres fases distintas y diferenciadas la una de la otra: el deseo, la excitación y el orgasmo.

La actividad sexual de los seres humanos siempre ha sido motivo de observaciones y descripciones de carácter literario y artístico. Sin embargo es a comienzos del siglo pasado cuando se comenzó a mirar con ojos científicos. El primer estudio sistemático de la respuesta sexual fue realizado por los sexólogos estadounidenses William Masters y Virginia Jhonson, quienes observaron cerca de 10.000 ciclos de respuesta sexual en 694 personas de ambos sexos, con el propósito de entender los cambios anatómicos y fisiológicos que se suceden durante la actividad sexual.

En esta investigación Masters y Jhonson describen cuatro fases del ciclo, establecidas de forma arbitraria, ya que los limites de finalización de una fase y la iniciación de la siguiente no están claramente definidos, difieren de una persona a otra, así como en la misma persona en diferentes oportunidades.

Ellos describen el ciclo de la respuesta sexual en cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.

En los años 70, la sexóloga Helen Kaplan introduce un nuevo concepto que complementa la explicación de la respuesta sexual dada por Masters y Jhonson. Lleva un nuevo elemento como parte integral de la expresión sexual: el deseo, dándole así a la respuesta sexual un sentido más amplio.

A partir de este momento muchos sexólogos hablan del deseo sexual o erótico como una fase previa e indispensable para que se den las otras fases de la respuesta sexual descritas por Masters y Jhonson: excitación, meseta, orgasmo y resolución.

La descripción de la respuesta sexual humana que aquí se presenta no se refiere solo a la relación coital. Se refiere a cualquier actividad sexual, ya sea esta por medio de caricias, o masturbación, no importa la actividad, desde que sea efectiva desencadena la respuesta sexual con reacciones más o menos en el mismo orden y con iguales características.

DESEO SEXUAL O EROTICO:
Para muchos el deseo sexual o erótico esta definido como el gusto o ganas que puede producir una persona o una situación especial en un momento determinado. Este deseo, conocido popularmente como “calentura”, es el deseo o la necesidad de actividad sexual. A veces, la persona se siente sexual de manera espontánea y busca un encuentro sexual; otras veces aunque la persona no este particularmente interesada por el contacto sexual, la presencia de un individuo atractivo para ella o la existencia de una situación determinada pueden provocar su apetito sexual.

Existen una serie de requisitos que permiten desencadenar el deseo. El primero de ellos es el sistema nervioso; el deseo sexual tiene su origen en el cerebro en una zona especial que controla las emociones (el hipotálamo), compuesta de complicados circuitos y centros neurales. Es necesario que un estímulo adecuado active dichos centros, produciendo en la persona una sensación de “calentura” o ganas de actividad sexual.

Estos centros y circuitos sexuales están relativamente inactivos durante la infancia. En la época de la pubertad, la hipófisis da la orden tanto a mujeres como a hombres para que se produzcan los andrógenos. Esta afluencia de andrógeno activa los centros sexuales del cerebro, y así es como nos hacemos capaces de experimentar deseo sexual.

Otro de los requisitos para que el deseo sexual se dé, para mí quizás los más importantes, tiene que ver con los estímulos que corresponden a un sistema de preferencias sexuales creadas por cada una de nosotras a lo largo de nuestra vida y que hacen referencia al ambiente, la persona, los valores, los sistemas éticos y religiosos que cada una de nosotras tiene, así como el estado anímico y motivacional por el cual estemos atravesando en el momento. Ya que diferentes fuerzas psíquicas y físicas pueden afectar el deseo sexual de una persona. Por ejemplo, si te sientes enferma, deprimida, angustiada, furiosa; o bien si has recibido el mensaje de que la sexualidad es algo malo, o has sido rechazada o herida, es muy probable que no sientas intensos deseos sexuales o ningún deseo sexual. Cuando tratemos sobre los problemas o disfunciones sexuales, daremos con mayor detalle lo que puede estimular o apagar tus deseos.

EXCITACIÓN:
La excitación es una reacción ante un estimulo efectivo, ya sea de tipo físico(caricias, besos…) y/o psíquico (deseo, fantasías,…). Estos estímulos son particulares a cada persona y varían en intensidad según la ocasión o situación.
Si las condiciones son favorables, la excitación continua, si, por el contrario, existen eventos desagradables para la persona, esta puede interrumpirse de manera abrupta y tajante.

Esta fase se caracteriza por la vasocongestión (aumento del fluido sanguíneo en venas y arterias) pélvica, que se manifiesta en el hombre, con la erección del pene y en la mujer, esta mayor afluencia de sangre a los órganos genitales hace que las paredes de la vagina se humedezcan con un liquido lubricante. Estas dos primeras respuestas, erección y lubricación, tienen como fin facilitar la introducción del pene en la vagina y así hacer posible el coito.

Los demás órganos genitales también están sometidos a la misma vasodilatación y por eso suceden los cambios. En el hombre los testículos aumentan de tamaño y en la mujer: los labios mayores y menores aumentan de tamaño, la vagina se enrojece y se alarga haciéndose más profunda, cálida y húmeda. Los pezones se endurecen, los senos aumentan de tamaño y se hacen mas firmes.

Durante la excitación, como en las otras tres fases siguientes, los cambios no son solo en el área genital y los senos. También se presenta un aumento del tono muscular, incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, aumento en la tensión arterial y enrojecimiento de la piel.

MESETA:
Esta fase es la prolongación y mantenimiento de la fase de excitación. La duración de esta fase varia ampliamente de una persona a otra.

En ella los cambios físicos y fisiológicos se acentúan e incrementan. Este momento fue llamado por Masters y Johnson “el punto de no retorno” pues una vez alcanzado, se tienen necesariamente el orgasmo y la eyaculación.

En esta fase, tanto en hombres como mujeres, se aceleran más el pulso y la respiración, se aumenta la tensión arterial y se incrementa el tono muscular. Pueden aparecer algunas gotas de un liquido transparente que sale por el meato del pene provenientes de las glándulas de Cowper y que generalmente contienen espermatozoides vivos que pueden ser fecundantes. En la mujer también hay secreciones que provienen de las glándulas de Bartolino.

ORGASMO:
Tanto en los hombres como en las mujeres, el orgasmo es producido por la contracción refleja de ciertos músculos genitales.

La diferencia esta en que el orgasmo de los hombres consta de dos partes: la emisión (eyaculación) y la contracción de los músculos genitales. Mientras que el orgasmo de la mujer solo consta de una parte: la contracción refleja de los músculos genitales externos. Estos músculos están situados en torno a la vagina y el placer de las contracciones orgásmicas suele experimentarse en este punto y en el interior de la pelvis.

El orgasmo femenino es como toda estructura humana de contenido biológico, psicológico y social.

En lo biológico, la respuesta esta enmarcada en los fenómenos fisiológicos producidos por la vasocongestión vaginal y las contracciones antes mencionadas. Para cualquier mujer la percepción de las contracciones, da paso a otro tipo de manifestaciones corporales, como son el aumento de la tensión muscular en las piernas, pies, brazos y cuello que se contraen en espasmos involuntarios.

En lo psicológico, la percepción de la intensidad orgásmica, varia según patrones y modelos educativos que puedan condicionar nuestra respuesta sexual.

Cada mujer percibe de manera particular su experiencia orgásmica, algunas lo perciben como una sensación intensa de perdida de conciencia momentánea, de explosión de placer, con oleadas de calor o frío, en ocasiones se expresa con fuertes manifestaciones verbales o sonidos guturales o movimientos corporales bruscos.

En si, para la mujer el placer del orgasmo oscila entre las contracciones agradables y la intensa experiencia psicosexual que representa tener un orgasmo con una persona a la que se desea o ama y por la que se es deseada o amada.

Sabemos la importancia que tiene para todas nosotras conocer un poco mas sobre esta etapa en particular de la respuesta sexual, por eso mas adelante encontraras otros datos de importancia acerca del orgasmo femenino.

RESOLUCION:
La fase de resolución consiste en la desaparición de los cambios descritos en las fases anteriores hasta alcanzar el estado de reposo. La resolución es más acelerada en los hombres, a quienes les toma entre 20 y 25 minutos la desaparición de los signos de excitación sexual. En la mujer volver a su estado de reposo le toma entre 40 y 60 minutos.

Durante esta fase el varón es “refractario” a los estímulos sexuales. Es decir, no es capaz de tener una nueva erección sino después de algún tiempo, que en general es mas prolongado en cuanto se tenga mas años.

Mientras que en la mujer no existe un periodo refractario, y por esto cuando persiste la estimulación sexual puede tener nuevos orgasmos sin haber regresado al reposo.

Se supone que generalmente una persona saludable tiene la capacidad de responder a los diferentes estímulos sexuales, pero esto no siempre ocurre así. La razón es que la respuesta al estimulo sexual esta afectada por muchos factores. Existen inhibidores que limitan o no permiten la respuesta sexual: y activadores que facilitan y aumentan la respuesta al estimulo. Estos centros inhibidores y activadores están en el cerebro, de ahí que puedan ser afectados por memorias de experiencias pasadas, creencias, emociones, fantasías y otros.

La ansiedad, el temor y la ira son factores que comúnmente afectan en forma negativa la posibilidad de responder al estimulo y a la activación del deseo sexual. Por otro lado, el amor y los sentimientos de afecto y ternura resultan ser poderosos activadores de la respuesta sexual.

Además cada persona requiere unas condiciones particulares que facilitan la respuesta positiva al estimulo sexual. Estas pueden incluir el lugar donde se lleva a cabo la actividad sexual, el momento particular, el estado de relajamiento, el atractivo personal, etc.

Al identificar las condiciones favorables, la pareja puede determinar cuando es la mejor ocasión para tener relaciones sexuales, cuando esta no ocurra espontáneamente.

Articulo anterior: Nuestros genitales: así somos

Claudia Campos. MHS

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