La Virginidad: ¿Perdida o Ganancia?

La virginidad siempre será un tema apasionante, que va mas allá del hecho mismo de las relaciones sexuales. Es un tema que tiene que ver con la cultura, los valores, la religión, la sociedad y el ambiente en que se viva. Seguramente muchas de nosotras hemos crecido en hogares y sociedades donde los guiones sexuales acerca de la de la virginidad, difieren según el sexo, el estado civil y la edad. Por ejemplo; ¿Cuantas veces no hemos dicho o hemos escuchado decir: que nosotras, una amiga o cualquier mujer, “perdió la virginidad?”. Y esto para referirnos al hecho de que ella tuvo su primera relación sexual “completa o coito. En cambio, para los hombres no sucede lo mismo. Parece que cuando ellos tienen sus primeras relaciones sexuales, no solamente no “pierden” nada, sino que obtienen alguna ganancia, ya que esto acumula experiencia y buena reputación.

Mantener la “virginidad”, entendida como la integridad del himen, es un guión fuertemente impuesto por las culturas patriarcales y machistas que ven en la integridad anatómica del himen el “sello de garantía” de la pureza, la honestidad, la bondad y la fidelidad de la futura esposa. Y esta afirmación no quiere decir que no se deba respetar el pensamiento de sociedades, grupos, o familias, para quienes la virginidad, en particular la femenina, es un valor muy especial que sigue siendo valedero. Tal vez, el énfasis debería estar, no en lo que la mujer “pierde” o “gana”. Si no en la opción de vida que esa mujer toma por voluntad propia. Hablamos así de “castidad” es decir aquella decisión de la persona de abstenerse total o temporalmente de todo tipo de relación sexual y como opción personal. La decisión de permanecer “virgen” hasta llegar al matrimonio, de tener o no relaciones sexuales; debe estar basada ante todo en la autonomía y libertad para decir SI pero también para decir NO. Decisión que debe ser tomada  libre de culpa, castigos, recriminaciones y/o presiones externas y con los elementos necesarios para que sea una decisión sana y responsable.

Claudia Campos. Ps, MHS

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