¿Están usted y su pareja en un punto de la relación que en lugar de noches con velas, serenatas y descubrimientos comienzan a examinar con lupa su relación?, ¿Se encuentran defectos y se reclaman cosas sin importancia? Pues bien, es en este punto en el cual algunas parejas encuentran que independientemente de lo mucho que se aman la pasión está en un punto bajo, casi es hielo lo que encuentran en su intimidad. Muy bien lo describe Ricardo Arjona en una de sus canciones cuando dice “Vamos aclarando el panorama. Que hay pinguinos en la cama.Por el hielo que provocas,Si hace mas de un mes que no me tocas…”
Y es que el sexo aunque no desaparece disminuye y la frialdada y el aburrimiento entra en la cama.
Con seguridad las cosas cotidianas los alejan de la sexualidad, la gimnasia del domingo a la mañana se convierte en una actividad más importante que desayunar juntos en la cama y mirar televisión adquiere mayor importancia que pasear a la luz de la luna. Pero las cosas no necesariamente tienen que ser así.
El sexo en una pareja que convive no tiene por que ser aburrido. ¿Cuál es la solución?. En principio usar la cabeza y la imaginación y probar con estos consejos:
Concéntrese en los sentimientos placenteros.
El buen sexo requiere poder concentrarse en la situación que sé esta viviendo en el momento. Muchas cosas pueden distraernos: culpa, vergüenza, las preocupaciones sobre el propio cuerpo, los conflictos del poder, el resentimiento, etc. La mejor manera de desprenderse de las distracciones es reconocer que están y dejarlas ir.
Tocarse y acariciarse con frecuencia.
Como primera medida por qué no recrear mentalmente aquellos primeros encuentros apasionados y compararlos con lo que está pasando ahora. Encontrar cuales son las diferencias y localizar que está faltando. Proponerse un masaje sensual que permita contactarse con todas las partes del cuerpo. Y no dejar pasar la ocasión de acariciar, besar y tocar aunque se esté en situaciones que no permitan un encuentro erótico.
Hable de sus preferencias y oiga las de su pareja.
Invite a su pareja a dialogar acerca de sus propios deseos y preferencias sexuales y preste atención a los gustos de su pareja y traten ambos de incluir estos nuevos pedidos en las próximas relaciones.
Pero ante todo disfrute de los placeres de la vida.
Piense en convertir pequeñas cosas cotidianas en pequeños placeres sensuales. Elija una actividad cada día tratando de convertirla en lo más sensual posible. En lugar de bañarse rápidamente, hágalo de manera que sienta el contacto del agua en su cuerpo y todo el placer que ello despierta.
Centrarse en una actividad placentera todos los días puede ampliar la gama de placeres.
Claudia Campos. MHS