La infidelidad en la pareja es una de las principales causas de divorcio. Es un generador de frialdad y desconfianza, imposible de olvidar. Sin embargo, no siempre tiene que ser el detonante de una ruptura. Existe el perdón y, aunque la relación cambia, la pareja puede seguir felizmente unida.
La infidelidad sigue siendo la primera causa de divorcio en todo el mundo, sin importar sexo, raza o religión. Es uno de los retos más grandes con que se enfrentan muchas parejas. Sin lugar a dudas, es uno de los motivos que mayor dolor puede causar en una relación y dejarla lesionada por un periodo de tiempo largo.
Pero si el compromiso afectivo es importante y se quiere salvar la relación, la postura más inteligente frente a una infidelidad sería mantener la cabeza fría, no es fácil pero tampoco es imposible. Conservar la serenidad y ser objetivo para analizar e intentar comprender qué ha motivado ese comportamiento.
Aunque sería el ideal, no siempre es posible ser tan comprensivo. Hay muchas personas que consideran la infidelidad como una situación insuperable. Son incapaces de perdonar y, mucho menos de darse a la tarea de entender las causa. Tienen miedo de que la situación se vuelva a repetir, y que su orgullo, esperanzas e ilusiones vuelvan a ser pisoteadas.
Pero si Ud se da la oportunidad es importante que analice que normalmente una persona no es infiel porque sí. Suelen existir desencadenantes previos. Los más normales son: sentimientos de abandono, deterioro afectivo, falta de comunicación simplemente falta de amor. En la práctica no sirve de mucho conocer las causas. Cuando una pareja llega a una situación así, es difícil mantener la objetividad suficiente para poder analizarlas. El impacto del hecho hace ver las causas como simples excusas. Difíciles de admitir.
El siguiente paso sería analizar la actitud del infiel. Si lo admite, si se muestra arrepentido y si pone todo su empeño para enmendar la situación. Por doloroso que resulte, hay que tomarse las cosas con calma y pensar si vale la pena o no continuar.
Cuando en la pareja una persona ha entregado mucho y a cambio recibe una traición, pierde la confianza tanto en el amor como en las pequeñas cosas de la vida. Sólo el paso del tiempo, una dosis alta de madurez y el diálogo permitirán que se pueda recuperar.
En la mayoría de los casos, una comunicación abierta con el compañero/a dará la solución más efectiva. No hay que caer en la trampa de callarse los problemas y no conversarlos. Ante la duda de la infidelidad, el primer paso es hablar serenamente con la pareja. Tratar de averiguar las razones y establecer si se pueden superar.
Intentar comprender lo que pasó y reconstruir la relación quizá sea difícil, pero vale la pena intentarlo. En todo caso, conviene afrontar el conflicto con calma. Y evitar dar cosas por supuestas antes de hablar.
Y recuerda que donde hay amor hay retos que afrontar, nadie nos dijo que seria facil.
Claudia Campos. MHS