Algunas personas, tienen la creencia que si una persona mantiene una vida sexual muy activa es más equilibrada que aquella que tiene una actividad sexual menor. Nada más falso que esa afirmación.
Por factores desconocidos, es evidente que muchas personas tienden a asociar una actividad sexual intensa con individuos equilibrados y muy seguros de sí mismos; es decir, consideran que esas personas que siempre parecen estar en control de sí mismas son capaces de llevar una vida sexual más dinámica e intensa que aquellos que no proyectan la misma imagen de equilibrio emocional.
En realidad, existen personas con una vida sexual limitada y que, sin embargo, son muy equilibradas desde el punto de vista emocional.
Asimismo, hay otras que no son capaces de ocultar sus inseguridades y su carácter errático, y que a pesar de ello llevan una vida sexual muy activa, tal vez porque es esa una manera de compensar sus deficiencias emocionales.
Desde el punto de vista científico, y en el caso de muchos individuos, la actividad sexual frecuente puede ser una vía de escape efectiva para una serie de inquietudes, ansiedades, y conflictos.
Quienes se refugian en el sexo con este propósito, no pueden ser considerados “individuos equilibrados” o “con un buen ajuste emocional”, desde luego. No obstante, es preciso reconocer que, en muchos de estos casos, en los cuales la actividad sexual es intensa y se realiza normalmente, el sexo es una especie de válvula de escape para estas personas… una compensación para las muchas inquietudes que las embargan.
Por otro lado, todos conocemos personas que por motivos religiosos o por convicción propia han mantenido un estado de celibato durante muchos años o por toda la vida y que son absolutamente saludables desde el punto de vista emocional. Entonces seria injusto y errado calificar a estas personas como” desajustados sexuales” o “individuos que sufren de desequilibrio emocional”, por eso es tan importante huir de los conceptos absolutistas.
Lo que sí es un hecho comprobado científicamente es que llevar una vida sexual activa y sana, es un factor muy importante para la salud emocional del ser humano.
Por lo tanto, la salud emocional de una persona no depende tanto del número de encuentros sexuales que se tenga en una semana, sino de su deseo y necesidad real de los mismos, de la manera como se relaciona con su compañero/a, del respeto y la vivencia sana de su expresión sexual.
Claudia Campos