El poder del tacto

La idea de compartirlo todo, hace que los amantes imaginen que sus sentidos son idénticos: ven el mismo arco iris, huelen la misma rosa, saborean el mismo vino, oyen la misma melodía. Pero aunque los sentidos de hombres y mujeres funcionan de manera semejante, existen diferencias en la forma que unos y otras interpretan lo que tocan, ven, huelen, gustan y oyen.

El concepto de erotismo varía enormemente de un individuo a otro. A veces es preciso explorar un poco para descubrir lo que verdaderamente excita a uno y a otro, ya que durante la relación sexual no son cinco los sentidos que entran en acción, sino diez. Los cinco sentidos suyos y los de su pareja.

Investigar lo que realmente encanta a sus sentidos y a los de él puede volver más intenso el placer.

Las regiones del cuerpo donde se concentran más terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos son las que ofrecen el mayor potencial para la estimulación sexual.

Para la mayoría de las personas, los genitales, los lóbulos de las orejas, los senos, la región glútea y la parte interna de los muslos son regiones obviamente erógenas. Pero para muchos, también lo son el cuello, las palmas, los pies y el vientre. Mas hombres que mujeres consideran sus muslos como una zona erógena.

La secuencia del tacto también puede tener un poderoso efecto erótico. Por lo general se consigue mayor estimulación si se comienza acariciando las partes menos sensibles del cuerpo, para pasar luego a las más sensibles. Empezar de inmediato con estas ultimas puede apagar el deseo.

Igualmente existen diferencias en la manera en que hombres y mujeres les gusta que los toquen. Las mujeres parecen mucho más sensibles a la presión en la piel. Aunque no tardan más que los hombres en excitarse, como comúnmente se cree, muchas prefieren caricias suaves al principio del encuentro amoroso, debido a una mayor sensibilidad. Pero como las personas generalmente tocan a sus amantes del modo que les gusta que las toquen, tal vez usted necesite mostrarle a su pareja cuanta presión desea.

Nuestra capacidad para entender el mensaje erótico de otro es tan grande que el simple hecho de que un hombre mire a una mujer con un claro propósito sexual hace que ella se sienta acariciada. Pero de algo podemos estar seguras y es que un toque, una caricia sin contenido amoroso no excita a nadie.

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